miércoles, 13 de noviembre de 2013

Sin traicionar tus convicciones...

Del libro de MOns. Thihámer Tóth "El jóven de carácter"



Ahora ya sabes de quién decimos: es un joven de carácter. Lo decimos de aquel que tiene principios, ideales nobles y sabe ejecutarlos y permanecer firme en ellos. Permanecer firme aun cuando todos los que le rodean sean cobardes y sin carácter. Permanecer firme a pesar de millares y millares de ejemplos adversos. 

¡Permanecer firme en los principios, sean cuales fueren las circunstancias! Sólo Dios sabe cuán terriblemente difícil es esto a veces.

Cuando en un grupo de jóvenes se ridiculiza con burla la verdad, la doctrina católica o la Iglesia, levantar entonces la palabra sin espíritu de ofender, pero con valentía, descubriendo los errores y falsos argumentos, es algo que requiere un gran carácter, y cierto heroísmo.

Cuando la risa despreocupada de tus compañeros te invita a dejar el estudio ingrato de tu lección de matemáticas, permanecer en estas ocasiones fiel al deber, es propio de todo un carácter.

¡Qué pocos son, por desgracia, los que en nuestros días tienen este carácter de mártir!
«Al hombre justo y firme en sus propósitos, aunque el mundo resquebrajado caiga, lo encontrarán impávido en las ruinas.
 No te preocupes de satisfacer las necesidades de tu estómago, sino las de tu alma. Antes morir que vivir con mala moralidad. Quien es libre según el cuerpo, pero tiene atada su alma, es esclavo; quien está exento de mal en el alma, es hombre libre, aunque tenga el cuerpo encadenado. 
Es de más provecho para el Estado si en moradas pequeñas viven almas grandes, que si en palacios viven hombres de un alma esclava. Tu alma es la irradiación de la divinidad; eres su hijo; por tanto, tenla en gran estima. ¿No sabes que llevas a Dios en tu persona? Nuestro fin es obedecer a Dios para que de esta suerte nos hagamos semejantes a Él. 
El alma es como una ciudad sitiada; detrás de sus muros resistentes vigilan los defensores. Si los cimientos son fuertes, la fortaleza no tendrá que capitular. Si quieres ser bueno, antes has de creer que eres malo. 

Absténte del mal y no condesciendas jamás con tus malas inclinaciones. En todas tus obras, grandes o pequeñas, mira a Dios. Enseña a los hombres que la felicidad no está donde ellos, en su ceguera y miseria, la buscan. La felicidad no está en la fuerza. 

 La felicidad está en ti, en la libertad verdadera, en el absoluto dominio de ti mismo, en la posesión de la satisfacción y la paz...»

No hay comentarios:

Publicar un comentario