El pasado 6 de noviembre conmemoramos a los Mártires españoles del siglo XX
Dios
nunca calla
¡Necios los que lo hayan dicho! Dios nunca calla,
su comunicación es continua con el Mundo. ¿No lo veis y escuchéis en el
martirio de sus hijos? ¿No lo ves y escucháis en el morir amando a sus asesinos
de cientos de miles, mujeres, hombres, ancianos y hasta niños simplemente por
ser testigos de Cristo?
Dios nunca
calla ¡Aunque callen muchos de sus
hijos! Y si todos callasen, “hablarían las piedras” como en la entrada en
Jerusalén, dijo el mismo Cristo. ¡Quien silencia a un mártir, está silenciando
a Cristo! Cualquier persona que es torturada, asesinada por ser testigo de
Cristo, es un regalo valiosísimo que Dios hace a todos los hombres, creyentes y
ateos, pues todos son sus hijos.
Dios nunca
calla. ¡Escuchad más con el corazón
que con los oídos! ¿No llega a vosotros el eco de los mártires que mueren
perdonando a sus asesinos? La Iglesia sigue y camina sobre las huellas de
Cristo. Y todo mártir es una huella de Cristo, y todo cristiano un
actualizador, un altavoz, de los mártires, ejemplos fieles del Gran Mártir que
fue y es Cristo.
Dios nunca
calla. ¿No escucháis, pueblo de
Almadén, a vuestro sacerdote Ángel, que antes, durante y después de su
martirio, os ofrece su amor de pastor y su protección de Ángel y custodio?
Ángel, mártir por ser Sacerdote y fiel a Cristo, sigue por las calles de
Almadén, pueblo que él tanto quería, susurrando en los corazones de sus
habitantes, que amen a Dios y a sus prójimos como Cristo a sus discípulos
pedía, y sigue pidiendo hoy a los que escuchan el Evangelio y participan en la
Eucaristía.
Dios nunca
calla. ¡Escuchad, que el Sacerdote
Ángel, por boca de otros nos habla! ¡Escuchad y decid con él!
Padre,
me pongo en tus manos,
haz de mí lo que quieras,
sea lo que sea, te doy la gracias.
Estoy dispuesto a todo
con tal que tu voluntad se cumpla en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Padre.
Te encomiendo mi alma, te la entrego
con todo el amor de que soy capaz,
porque te amo y necesito darme,
ponerme en tus manos sin medida,
con una infinita confianza,
porque
Tú eres mi Padre.
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