En los tiempos de las grandes haciendas
ganaderas, se ataba a veces un pequeño burro a un caballo salvaje.
Ambos eran entonces soltados juntos hacia
el desierto. Corcoveando furiosamente, el caballo salvaje tiroteaba y sacudía
al pequeño burro, arrastrándolo como una bolsa de patatas.
Sin embargo, ambos regresaban algunos días
después. Primero aparecía el pequeño burro, trotando de regreso hacia la
hacienda, con el sumiso corcel a rastras.
En algún lugar del desierto, el caballo
quedó exhausto al tratar de liberarse del burro. En ese momento, el burro se
convirtió en el amo de los dos. El lento, paciente e insignificante animal se
convirtió en el líder del otro más rápido, más veleidoso y más apreciado.
Las personas pacientes, comprometidas,
metódicas y trabajadoras pueden encontrarse en la cometida de aquellos que son
más revoltosos en su trabajo. Pero al final, ellos tienden a lograr más,
ascender más alto, y ganar mayor respeto de sus colegas y de aquellos que
trabajan a sus órdenes.
Elija hoy ser paciente y calladamente
decidido, y el mañana lo recompensará.
La paciencia es amarga, pero su fruto es
dulce.
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