lunes, 16 de abril de 2012

DIOS EXISTE (8). LAS TRES GUÍAS QUE LLEVAN A DIOS

A muchos hombres les sucede algo extraño. A fuerza de dudar de todo, han acabado por dudar de Dios. Quieren creer pero no se atreven. Y a muchos les parece que el mundo está en la misma duda. Pues bien, están en un error.
En realidad el número de los buscadores de Dios que lo han encontrado es muy superior, infinitamente superior al número de los que dudan de su existencia.
Todas las religiones buscan la verdad. Pero si Dios mismo se ha dado a conocer a una de ellas, esa es la verdadera. Todas las religiones participan en la búsqueda y adoración de Dios. El menor de los fieles está más próximo a Dios que el puñado de los que perdieron el camino que lleva a Él.
Para encontrar a Dios, hay que buscarle sin prejuicios. Si no se le encuentra no es de Dios de quien hay que dudar sino de quien no ha sabido buscarle.
Para encontrar a Dios, hay que saber, sobre todo, escuchar. Dios lleva de la mano a quien le escucha. No se le ve. Pero un día el que trataba de encontrarle caerá en la cuenta de que estaba junto a él.
Y por último, para encontrar a Dios hay que dejarse guiar. Nada mejor que fijarse en la naturaleza, que es el camino de Dios. Cada flor, cada insecto, cada árbol, llevan en si mismos la perfección de quien los creó.
He aquí las tres guías que llevan a Dios:
Cuando se nos presente una ruta...seguirla.
Cuando nos llegue un libro...leerlo.
Cuando nos hable un amigo...escucharle.
Dios viene constantemente a nuestro encuentro, como una ruta, en un libro, con un amigo.
La naturaleza es la ruta que nos lleva a Él.
El libro que habla de Él y en el que habla Él, es la Biblia.
El amigo que nos hace confidencias en la intimidad, de corazón a corazón, ese es ¡Dios mismo! 

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