viernes, 26 de diciembre de 2014

José, un hombre ignorado....

 
En nuestros nacimientos eres, buen José, una figura de segundo plano; casi de tan poca importancia, como el buey y la mula, que una vieja y bella tradición franciscana, situó a ambos lados del niño.

Tú quedas ahí, casi escondido, al lado del misterio del gran Dios, convertido en carne de niño.

Poetas conocidos también los del pueblo han cantado a ese niño pequeño, palabra bendita del Dios hecho carne; y también a la madre pura y sencilla cuyas manos trémulas y fir- mes acunaban al recién nacido.

De ti, con tu barba blanca, hasta sonreían nuestros villancicos, con ratones que roían los calzones…

José, tú no eres famoso ni en la Iglesia, pero sin ti, el hombre bueno, el mundo sería distinto y no sé qué habría sido de Jesús al que tú le diste el nombre.
                                                                .-o-O-o-.

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