San
Agustín decía: “Canta y camina” ¿Y
qué es cantar para él? Responde: “Quien
canta reza dos veces”. Cantar es rezar, es estar seguro de que Dios va con
los que ama, con los que se esfuerzan por poner a Dios en todos los caminos, a
ejemplo de lo que hizo Cristo. Caminar no es sólo moverse, es sobretodo saber
que somos “peregrinos” y que hemos de atender a los “apaleados” abandonados en
la cuneta de la vida. ¡Tenemos que ser samaritanos! ¡Hacer feliz a los que se
hallen a nuestro alrededor!
Jesús
nos invita a sembrar buena semilla, quien la siembra se siente feliz y pone
felicidad en los demás. Entonces ¿quién
siembra la cizaña? Los que siempre se excusan para no asumir su
responsabilidad debida. Son esos “parásitos” que no cultivan huerta alguna,
pero se comen la de sus vecinos. La cizaña la siembran todos esos que inculcan
o inoculan a los jóvenes que el esfuerzo, el sacrificio, el trabajo bien hecho,
los valores morales… es una gran tontería. ¿Por
qué voy a ocuparme de hacer felices a los demás?
No
te des por vencido, ni aún vencido.
No
te sientas esclavo, ni aún esclavo.
Ten
el tesón del clavo enmudecido
que
ya viejo y ruín, vuelve a ser clavo.
No
la cobarde intrepidez del pavo,
que
amaina su plumaje al primer ruido.
Procede
como hombre, lucha y reza.
No
llores por debilidad o cobardía.
Sé
valiente y serás grande.
Lucha
y ¡adelante!
Que
al final llegará el triunfo
y
Dios, que te mira desde el cielo,
te
premiará tus trabajos y sudores.
¡¡Ponte
hombro con hombro con Cristo y con Él pon bondad por donde pases!!
Julián Escobar
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