sábado, 20 de julio de 2013

Tiempo de Vacaciones



Tanto en su juventud en su Polonia natal, como más tarde en Italia, Juan Pablo II disfrutaba mucho de sus vacaciones. En julio de 2000 se publicó una entrevista, de la cual extractamos una parte de sus reflexiones. Disfrutar de unos días de vacaciones es más necesario que nunca «en la sociedad actual, con frecuencia frenética y competitiva, en la que predomina la lógica de la producción y del lucro a veces en detrimento de la persona». Las vacaciones son «adecuados períodos de descanso, en los que se recuperan energías y al mismo tiempo se vuelve a encontrar un justo equilibrio interior». «Las vacaciones tienen que ser utilizadas de manera sabia para que sean de provecho para el individuo y la familia, gracias al contacto con la naturaleza, a la tranquilidad, a la oportunidad de cultivar más la armonía familiar, las buenas lecturas y sanas actividades recreativas; gracias sobre todo a la posibilidad de dedicarse más aún a la oración, a la contemplación y a la escucha de Dios». Nunca se ha escrito una encíclica papal sobre las vacaciones, pero Cristo dejó muy claro en el Evangelio su importancia. El Santo Padre, Juan Pablo II, recordó aquel pasaje en el que Jesús dice a los apóstoles que han regresado de una misión: «Venid a un lugar apartado y solitario y descansad un poco». «Jesús y los discípulos --aclaró--, cansados por la incesante actividad en medio de la gente, sentían de vez en cuando la necesidad de un momento de calma». Si bien el evangelista explica después que las multitudes estropearon aquel «deseado retiro», el obispo de Roma añadió que «de todos modos, queda claro el valor del descanso y la exigencia de utilizar el tiempo libre para experimentar un sano sosiego físico y sobre todo espiritual». Ante el tiempo que viene: ¿olvido durante el verano que soy hijo de Dios? ¿Ocupa la fe, un eje sobre el que giran mis vacaciones? Hay muchas personas que están hartas de ir a lugares donde la masificación y el mal gusto están asegurados. Otros han sido valientes y han optado por unas vacaciones diferentes, buscando lugares apropiados, donde la Misa dominical o un templo abierto para orar, sea accesible. Es tiempo para hacer planes, excursiones, diversión, pero de una forma distinta, dentro de un buen ambiente a la vez divertido y enriquecedor. Si no nos lo planteamos así, corremos el riesgo de dispersaros pues, por desgracia, somos capaces de acostumbrarnos a cualquier cosa. La fe implica una forma distinta de vivir, pero vale la pena, va a ser nuestro rasgo de exclusividad. Por la forma de tratarnos podrán reconocer los demás que vivimos del amor de Dios, evitando los modos carentes de educación, pensando en los demás y sabiendo disfrutar de los nuestros de la mejor manera posible.
(de "Shemá")

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